Sin duda alguna, el video y la fotografía (y el mundo audiovisual en general) está cobrando especial importancia en estos tiempos de digitalización y redes sociales y con ello el aumento del autónomo audiovisual. Sin embargo, los profesionales que nos ganamos la vida con esta actividad, se nos hace muy cuesta arriba llegar a sacar beneficios.

La gran mayoría de fotógrafos y productores audiovisuales, como yo, somos autónomos, y nuestras condiciones son bastante duras. Pero, por el contrario, tenemos ventajas que un fotógrafo por cuenta ajena no tendría.

En este post te cuento las luces y las sombras de mi mundo: ser un autónomo audiovisual.

Las desventajas de ser autónomo audiovisual

Empezamos por lo malo, así nos lo quitamos antes y nos guardamos las ventajas para el final del post y nos quedamos con buen sabor de boca, ¡que no todo sea ver la parte mala!

Para empezar, puedo confirmar que es una profesión que no está muy bien pagada. Son los veteranos los que ya pueden presumir de tener un sueldo decente y un respeto dentro del sector, pero si estás empezando… cuesta mucho.

Los que se inician en este mundo generalmente no tienen horarios, trabajan los fines de semana, y la remuneración no suele ir acorde con el trabajo desempeñado ni con las horas que pasamos delante del ordenador o mirando a través del objetivo de la cámara. Es cierto que la experiencia es un grado, pero el saldo de un fotógrafo novato suele ser de entre 600 a 900 euros, mientras que el de un fotógrafo experto oscila entre los 2.000 y los 3.500 euros, una diferencia más que considerable, ¿verdad?

En segundo lugar, no contamos con un título oficial que nos acredite como fotógrafos, tenemos que hacer carreras paralelas y similares como marketing, bellas artes o audiovisuales y, luego completar nuestra formación con cursos específicos.

Por otro lado, están los problemas de los derechos de autor. Mucho del material que hacemos acaban siendo utilizadas sin permiso por terceros. Y es que, a pesar de que tenemos derecho a registrar nuestras imágenes y videos, son obras prácticamente anónimas.

Si hay terceros que acaban usándola y queremos reclamar su propiedad, la Justicia nos imposibilita que podamos denunciar y reclamar la autoría, ya que para poder ir a juicio necesitas abonar cerca de 2.000 euros. Además de perder días de trabajo que no acabas cobrando o acabas recuperando en fines de semana y festivos.

Finalmente, para finalizar el resumen de las desventajas de ser autónomo del sector audiovisual, tengo que hablar del intrusismo de nuestra profesión. Mucha gente cree que es fotógrafa simplemente por poder hacer fotos con el móvil.

Esto afrenta y perjudica nuestra profesionalidad, pues muchos acaban metiéndonos en el mismo saco.

Autónomo audiovisual con cámara de fotos

Autónomo audiovisual con cámara de fotos

Las ventajas de ser autónomo del sector audiovisual

Después de todo lo que te he contado, seguramente estés pensando: si es tan malo ser autónomo audiovisual, ¿por qué no te das de baja y trabajas para una empresa? Pues sencillamente, porque los pros ganan a los contras. Te resumo lo que son para mi las ventajas:

Cuando te obligas a trabajar para una empresa, tus tareas pueden volverse repetitivas, te pueden encasillar según las necesidades de la empresa y no podrás desarrollar otros trabajos diferentes.

También, se reduce la libertad creativa, pues estás supeditado a los requerimientos de la empresa y sus resultados.

A esto se une la libertad de trabajar dónde, cuándo y cómo quieras, siempre que cumplas unos plazos con el cliente; y el crecimiento y enriquecimiento personal de tratar con diferentes clientes, de diferentes sectores, con diferentes particulares y necesidades.